25 septiembre 2007

"Día Mundial de la Lucha contra el Alzheimer"


Hoy es el “Día Mundial de la Lucha contra el Alzheimer” y siento que le conozco el rostro de muy cerca pues vive en mi casa hace más de cinco años. A mi abuela le diagnosticaron la irremediable enfermedad cuando yo estaba por terminar mis estudios de Ciencias de la Comunicación en una conocida universidad nacional. Siempre imaginé que ella sería una de las personas en sentirse más orgullosa al ver como me entregaban mi diploma de egresada y como me imponían la medalla de graduada. En enero de 2005 mi Mache ya no se acordaba de quien era, mucho menos, de quien era yo pero a pesar de ello quería que esté presente durante mi graduación pues esta nueva meta cumplida no sólo era para mis padres, sino, también para ella quien durante mis años de universitaria me ayudó mucho y me pagó varios cursos de extensión que quería seguir.

Recuerdo cuando me decía “si de estudios se trata yo sacaré mis ahorros del pago de mi jubilación para que estés ahí, pues tu me tendrás que mantener algún día”. Para la fecha de mi graduación mi abuelita ya tomaba hasta cinco pastillas diarias, pues según los médicos esto sólo ayuda a mantenerla tranquila pues aun se desconoce la causa exacta de la enfermedad por lo que no se dispone de un tratamiento eficaz.

En 1906 el médico alemán Alois Alzheimer describió una nueva enfermedad que producía pérdida de memoria, desorientación, alucinaciones y finalmente la muerte. La enfermedad fue diagnosticada por primera vez en una mujer de 51 años llamada Augusta D quien había ingresado en 1901 al Hospital de Frankfurt a causa de un cuadro clínico caracterizado por un delirio de celos, seguido de una rápida pérdida de memoria acompañada de alucinaciones, desorientación temporespacial, paranoia, alteraciones de la conducta y un grave trastorno del lenguaje. “Augusta se cubría con la almohada en vez de con las sábanas y se acurrucaba sobre el edredón de plumas”, describía Alois. Finalmente la paciente falleció por una infección debido a las heridas que le habían aparecido en todo el cuerpo por estar inmóvil durante mucho tiempo en la cama y por una infección pulmonar.

El alzheimer es una enfermedad terminal. Lentísima, pero terminal. La gran cantidad de medicamentos que toma mi abuelita no causa ningún efecto en ella y es que ésta terrible enfermedad no se cura pero, en cambio, si se hereda. Y es que el alzheimer está camuflado entre nuestros genes hasta encontrar el momento perfecto para salir a la luz. Los médicos recomiendan ejercitar nuestra mente con por lo menos una hora diaria de lectura, practicando ajedrez o rellenando el geniograma de algún periódico.

Los doctores que vigilan a mi abuelita nos han dicho que ella se olvidará de cómo caminar, de cómo sonreír, de cómo hablar, de cómo orinar, de cómo dormir, de cómo pasar la saliva, hasta que finalmente olvidará de cómo respirar. A pesar de las advertencias del médico se que aún no estoy preparada para perder a mi abuelita, el hecho que no se acuerde de mí es suficiente motivo para que la sienta muy lejos.
¿No dicen que la ciencia y la medicina avanzan cada día más? ¿Por qué no puede existir alguién que encuentre la cura para este maldito mal? ¿Existe alguién que se ocupe de ésta mortal enfermedad? Esto no sólo mata de a pocos al paciente sino también mata, y muy rápido, a quienes vivimos muy de cerca con éste malévolo y perverso mal.

1 comentarios:

Blogger Unknown ha dicho...

Sin lugar a dudas una admirable mujer ... de sus manos pude conocer el verdadero sabor de la Carapulcra, mi paladar se deleito varias veces con esa combinación y receta que sólo ella sabe poner en sus comidas ... Gracias Mache, sé que no te acordarás de mi, pero yo si lo haré siempre de ti ...

11 de enero de 2008, 10:18  

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