02 enero 2008

Muerte anunciada


Hace ya algunas semanas me enteré que a mi abuelo sólo le quedan seis meses de vida. Un complicadísimo cáncer al colon, al páncreas y a los riñones se lleva al patriarca de los Paz dentro de muy poco tiempo.
Lo peor de todo, o quizá lo mejor, es que él sabe toda la verdad y por ello se entregó al abandono, a la soledad y a fuertes crisis depresivas que cada día terminan por dejarlo profundamente dormido. Las pocas horas que logra conciliar el sueño sirven para que se olvide del mal que lo afecta, pero cuando despierta vuelve a vivir la misma y la peor de sus pesadillas que le toca soportar a sus avanzados 80 años.

Manuel Paz tiene la cabeza plateada, pues sus canas no son blancas. Su extrema blancura en la piel deja a la vista la gran cantidad de lunares, grandes, medianos y pequeños, que tiene en todo el cuerpo y que la gran mayoría de sus hijos heredó. Manuel Paz es un fotógrafo aficionado, nunca llevó, siquiera, un curso de manejo de cámara, pero, aun así se convirtió en el mejor y más popular fotógrafo de Barrios Altos. Por más de 50 años ha cargado una cámara de rollo en el cuello, pues en las reuniones familiares no se le pasa ni un solo detalle que a más de uno avergüenza.

No existe (o mejor dicho no existía) ni un solo fin de semana en que no lo contraten para fotografiar a una novia, a una quinceañera o a una niña cumpleañera. Sus innumerables conocidos y amigos lo llevaban a bautizos, primera comunión y hasta celebraciones en la iglesia Sagrado Corazón de Jesús, situada en pleno centro de Lima. Las monjas de aquel lugar no sólo recibieron a las miles de personas que escapaban de las llamas del gigantesco incendio de Mesa Redonda, si no que además, convirtieron a mi abuelo en su fotógrafo oficial.

Los fuertes dolores a la columna y espalda fueron el inicio de la terrible pesadilla que no sólo vive mi abuelo, sino que también, la carga mi abuelita, mi mamá, mis ocho tíos y mis más de 20 primos. La más afectada de todos, o la más débil, es mi tía Magdalena. Cuando se enteró del terrible mal echó a llorar y a culpar al abuelo de nunca querer visitar un médico a pesar de sus fatigas propias de la edad que, según ella, le anunciaban la maligna enfermedad.

Mi mamá, qué puedo decir de ella, está destrozada. Está a punto de perder a su papá y no es para menos. Mi mamá, mi fiel compañera y amiga, perdió las ganas de ayudarme con los preparativos para el bautizo y matinée de mi sobrina (en pocos días mi ahijada). Siento que la incomodaré si le pido que me acompañe a comprar el vestido para mi pequeña Mia Yamilé y es que hasta las ganas de comer las perdió. Su preocupación y tensión le han provocado un estrés que le ha causado serias alteraciones a la tiroides, según le dijeron los médicos.

Los oncólogos determinaron que el tumor que tiene mi abuelito es inoperable y que las quimioterapias son tratamientos que en su caso están demás debido a la gravedad y al avanzado estado de la enfermedad, que según los especialistas, se inició en el organismo del “viejo” hace aproximadamente siete años, sin que nadie, ni el mismo, se percate de los cambios que ésta producía. Traicionera y embustera. Así es denominada esta terrible y maligna enfermedad.

Han pasado más de 20 días desde que a todos nos anunciaron la muerte de mi abuelo.
Han pasado más de 20 días desde que a todos los Paz nos cambió la vida.
Han pasado más de 20 días desde que todos sufrimos en silencio porque mi abuelo no se puede dar cuenta que algo terrible acaba con nuestros días.
Han pasado más de 20 días y a todos se nos hace imposible iniciar los papeleos para un entierro en algún cementerio capitalino.

La nochebuena, obviamente, estuvimos con mi abuelo todos. Sus nueve hijos con sus esposas (os), sus 20 nietos y sus 10 bisnietos. Aquella inolvidable navidad 2007 mi abuelito dijo palabras muy tristes que a más de uno hizo tragarse el llanto. “Dios me está llamando y me iré con él, el 7 de enero. Ese día me esperan y yo sólo quiero que ustedes estén bien y que disfruten de la vida tanto como yo lo hice”.


* En la foto: Mi abuelo sentado, mi abuela a su lado y mis papás acompañándolos.

1 comentarios:

Blogger NIck ha dicho...

hola

El médico tiene razón querida amiga, un tratamiento no haría más que ahondar las penas y las desilusiones por la que está pasando tu buena familia, espero cuentes conmigo para lo que sea, me ha impresionado el oficio de tu abuelo, eso de alguna manera dice mucho de El, la fotografía es un arte muy bello y en ella se inmovilizan momentos llenos de trascendencia para la vida, se detienen momentos risibles o abisales, gratos o ingratos, vergonsozos o llenos de orgullo, pero todo esto es parte de nosotros y eso mismo es lo que nos llevamos mañana más tarde, solo eso, fue tu abuelo quien inmortalizó todos esos sucesos y eso es meritorio,
"disfruten la vida tanto como yo lo hice"
en el desconsuelo a veces nace lo que salva y esto es lo que ustedes tienen que hacer, ponerse fuertes y disfrutar de su legado, de su arte, de ver la vida a travéz de una cámara..
un abrazo y una compañia en las buenas y las malas
cuidense mucho

5 de enero de 2008, 12:25  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio