18 febrero 2010

Gracias por todo !!!

Llegué con ganas de hacer las cosas bien y con la ilusión de conocer mucha gente. Los primeros días fueron difíciles, no sabía quién era mi compañero de área y tampoco estaba enterada que mi trabajo diario lo tenía que realizar al lado de dos chicas que me llevaban años luz de experiencia. Algunos me miraban con cierta distancia como esperando a que me posicionara y otros apenas se dieron cuenta que había una compañera nueva.

Comenzaré por agradecer a todos aquellos que le tuvieron paciencia a mis cambios de humor y por los buenos ratos que pasamos dentro o fuera de la empresa. Aprendí mucho en estos casi cuatro años. Exploré el periodismo a mis anchas. Lo mejor que me pasó, profesionalmente, fue justamente allí, aquel lugar que abandoné hace más de un mes. Cubrir el terremoto de Pisco en agosto de 2007 es una de las mejores experiencias que llevo conmigo.

Quiero agradecer a quien fue mi jefe inmediato por nunca haberme negado un cambio de horario, un cambio de día de descanso o un cambio de vacaciones. Gracias por mandarme a realizar comisiones que, como dicen algunos, no me correspondían porque así comprendí que no sólo la sangre puede ser la noticia más importante del día. Hacer cosas diferentes me sirvió de mucho, aprendí más de lo que imaginé y, sobre todo, conocí gente con mucha experiencia y sobre todo con un gran corazón. Nuevamente, gracias por eso.

Al editor general le debo dar las gracias por su amistad y sus correcciones en las centrales. Por sentarme a su lado y decirme: "hija, debes poner la hora en que fue asesinado Marco Antonio porque es un detalle de suma importancia para las investigaciones policiales". Gracias por las gentilezas que tuviste conmigo.

Sé que cometí cosas incorrectas con las que provoqué, seguramente, miles de inconvenientes. No soy una mala persona. Simplemente, soy así. Convertirme en ciega, sorda y muda me trajo más problemas de los que quise tener y es que para evitarme malos ratos cree mi propio mundo que era mi computadora y yo. Llegaba de comisión, esperaba que me digan lo que tenía que hacer, escribía, afortunadamente, rápido y salía de aquel lugar que lo sentía cargado con cosas que no eran para mi.

Defenderé siempre mi posición. Por eso, les digo a todos que no me parece nada malo, y mucho menos tirado de los pelos, buscar nuevas oportunidades en otro lugar si te sientes incómoda donde estás. Obviamente, a tus jefes no les puedes decir eso porque te dirán que te vayas y si no tienes nada solo te queda seguir trabajando con más paciencia hasta que algo nuevo aparezca.

Gracias Rocio. Gracias Rocio. Gracias Patty. Gracias Lucho. Gracias Karry.

A ti Rocio Mendoza, que te quiero mucho, quiero pedirte disculpas si alguna vez me porté mal contigo y agradecerte los miles de consejos que me diste en el baño mientras te lloraba mis penas frente al espejo.

Rocio Sánchez, mi querida Chio, debes saber que contigo aprendí lo que es tener paciencia y te tengo que confesar algo: sólo a ti te la tengo y es que tu caridad me obligó a prometerme eso y, la verdad, no estoy arrepentida.

Patricia Agüero, Patty, ambas, creo, que tuvimos, al principio, una mala impresión de cada una de nosotras pero el tiempo demostró que estábamos equivocadas. Pasaste de ser una colega más a ser mi amiga a quien buscaba para contarle lo que me había pasado en el día. Gracias por confiar en mí, por escucharme todas las veces que quería sacarle los ojos a alguien y por decirme las inmensas ganas que tenías de descuartizar a la gente. Gracias por el apoyo con las notas, gracias por tu amistad.

Mi querido Lucho Gonzáles, más que mi amigo, mi cómplice. Ya no me tienes a tu lado torturándote para que te apures con la página 7 o rogándote para ayudar a una de mis amigas, claro tú siempre querías ayudar a una en especial. Tú fuiste una de las mejores personas que conocí ahí. Me caes bien porque vives sin ese ánimo de maletear a la gente o de clavarle un cuchillo cuando desaparece de tu lado.

Karry, te fuiste antes que yo pero hasta ahora recuerdo las conversaciones que solíamos tener. Las tardes llenas de carcajadas que me alegraban la vida y tu cólera rebalsando en cada plato que teníamos sobre la mesa. De hecho fuiste el del alma más pura de aquel lugar, pero, dicen, que a los mejores siempre los dejan ir. Quiero recordarte que tienes una casaca mía la cual espero que me la devuelvas algún día. Gracias por decirme, todos los veranos, que mi bronceado te encantaba. Gracias por eso.

De las cosas malas también aprendí y mucho más. Hay errores que nunca más los cometeré y eso me hace una mejor persona, he obtenido una madurez profesional que la necesitaba. No me gustaban, y no me gustan, las malas intenciones, los chismes, las falsas acusaciones por eso, miles de veces, las ignoraba aunque decenas de personas interpretaban mi silencio de otra forma.

A ti que nunca te caí bien, a ti que te molestaban las cosas que hacía, a ti quiero darte las gracias porque con esos gestos también aprendí y sobre todo conocí a la gente, pues no todos son como uno espera que sean: que seas feliz y saca de ti ese karma negativo.

Acá fueron muchos años de aprender, de tirar para adelante, de luchar con la camiseta puesta pero a pesar de no encontrar el equilibrio continúe dando lo mejor de mí. Ahora, con todo lo que aprendí me voy a otro lado a seguir aprendiendo porque eso me encanta. A donde vaya me pondré la camiseta porque yo sí soy camiseta.

Gracias por todo.